Por: Marcela Correa
La reducción de tamaño se
efectúa normalmente para aumentar la superficie, ya que en la mayoría de las
reacciones donde intervienen partículas sólidas la velocidad es directamente
proporcional al área de contacto con una segunda fase. El color y la capacidad
de recubrimiento de un pigmento son considerablemente afectados por el tamaño
de partícula, asimismo puede conseguirse una mezcla mucho más íntima
de sólidos si el tamaño de partículas es pequeño.
Existen diversos métodos de
molturación para llevar al sistema pigmentario al tamaño de las partículas
discretas de los pigmentos que lo conforman. El grado de finura o molturación
es superior al obtenido por el proceso de dispersión.
Coexisten diversos métodos de
molturación, como los molinos coloidales y de bolas se abandonan
progresivamente debido a su bajo rendimiento o a la dificultad, vaciado y
limpieza. En la actualidad los molinos más utilizados son los molinos de
perlas, que consisten en un cilindro lleno de pequeñas bolas de esteatita,
cristal, silicatos u otras sustancias de elevada dureza que son agitados
mediante un eje con varios anillos. El esfuerzo de fricción de estas perlas con
la mezcla a molturar ofrece niveles de finura que varían en función de las
características del pigmento pero sin duda llegan a proporcionar la dispersión
a nivel de partículas o muy pequeñas agrupaciones de éstas.
El grado de finura obtenido
depende, además de la naturaleza del pigmento, del tiempo de permanencia de
este dentro del molino.
Estos molinos de perlas se
presentan en dos modalidades, verticales y horizontales. En los molinos
verticales la mezcla es impulsada por una bomba de forma que pueda graduarse el
caudal en los mismos, la mezcla entra por la parte inferior y sale por vertido
en la parte superior, se trata de molinos abiertos. Los molinos horizontales
tienen el mismo principio, sin embargo son cerrados, el cilindro que contiene
las perlas está en posición horizontal y la mezcla entra mediante una bomba que
la impulsa a través del molino; la salida se hace por medio de una manguera que
envía la mezcla molturada a un depósito destinado a la dilución final del
producto. En estos molinos aproximadamente el 80% del espacio está ocupado por
las perlas y el 20 % restante por la mezcla a molturar
La energía requerida para
llevar a cabo una reducción de tamaño está relacionada con la estructura
interna del material, componiéndose el proceso de dos partes principalmente: en
primer lugar se abren todas las pequeñas fisuras que ya estaban presentes, y en
segundo lugar se crea una nueva superficie.
Al molturar una determinada
cantidad de material hasta un tamaño fino se obtiene un incremento de
superficie mucho mayor que si se obtiene un tamaño grueso, la molturación fina
requiere una potencia superior.
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