Investigado por: Marcela Correa
Los
recubrimientos arquitectónicos
tienen una doble función, por un lado, dar una contribución llamativa y
decorativa al lugar aportando color, y por otro es la de dar protección al
material de construcción contra las influencias externas, tales como daño de la
humedad, la luz del sol, algún agente químico, etc. La mayoría de pinturas
arquitectónicas acuosas son mezclas complejas de gran variedad de componentes químicos,
que son: agua, ligantes, pigmentos, cargas y los apropiados
aditivos/auxiliares.
Uno
de los principales componentes y si no, el más importante, es el ligante, pues
su función es la de dar la cohesión necesaria al recubrimiento, la durabilidad,
la estabilidad, las buenas propiedades mecánicas; tales como, la flexibilidad o
la dureza, y dará a la pintura sus características de calidad. Los ligantes
encajan los pigmentos y las cargas en una matriz estable, y los enlaza al
sustrato, esto distingue al acabado del recubrimiento.
Las
resinas (ligantes) o emulsiones más usadas hoy en día para las pinturas
arquitectónicas acuosas son predominantemente dispersiones del polímero
acrílico y sus derivados, este tipo de dispersiones son líquidos blancos lechosos,
cuya viscosidad varia, como punto bajo, viscosidad como el agua, como punto
alto, viscosidad como la crema batida. Los sistemas que estaban compuestos por
ligantes alquídicos y solventes, los cuales anteriormente dominaban el sector
están siendo desplazados cada vez más por los sistemas más favorables al medio
ambiente.
A
partir de este tipo de ligantes, podemos obtener diferentes acabados y
propiedades que están determinadas por las características de las emulsiones y
por la relación que existe con cada uno de los componentes de la formulación,
especialmente con las cargas y el pigmento determinadas por el PVC
(concentración volumétrica del pigmento) y CPVC (concentración critica de
volumen de pigmento). El CPVC es la concentración de volumen de pigmento al
cual el ligante de la película de pintura la mantiene completamente húmeda a
los pigmentos y rellenos, llenando todos los espacios vacíos entre ellos,
consecuentemente la película del ligante es simplemente coherente y continua.
La
posición del CPVC es determinada por la naturaleza química y el tamaño tanto de
las partículas del ligante, como también de los pigmentos y rellenos. En
general, con dispersiones finas y especialmente con ligantes acrílicos
estirenados, el CPVC es solo alcanzado en concentraciones superiores del
volumen del pigmento, cuando el CPVC es excedido hay un incremento brusco en la
absorción de agua y permeabilidad al dióxido de carbono, mientras el brillo y
la resistencia al restregado húmedo del recubrimiento varia. Ajustar el PVC es
por consiguiente una herramienta importante en el control total de las
propiedades de pinturas arquitectónicas.
El
CPVC de las dispersiones acrílicas con rellenos estándares esta usualmente
entre 45-60%.
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