Por: Marcela Correa
Un gran problema al que nos enfrentamos y estamos expuestos día a día es a la corrosión que afecta a metales o a sus aleaciones debido a un adelgazamiento producido por la pérdida regular del metal superficial, deteriorándolo a consecuencia de un ataque electroquímico ya sea por la simple exposición ambiental o por procesos industriales, en donde se emiten disoluciones químicas inevitables producto de sus procesos. Estas disoluciones pueden ser: agua y disoluciones acuosas, ácidos o álcalis.
Muchas industrias químicas son como pequeñas ciudades de metal de gran actividad económica; es por ello que están potencialmente expuestas a este proceso de oxidación. Este fenómeno puede provocar fracturas o fugas en tanques, disminución de la resistencia mecánica de las piezas, entre otros efectos debido a los ataques de la corrosión; la cual si no se previene y combate, puede incluso llegar a afectar la seguridad de las personas.
Los costos producidos por la corrosión oscilan entorno al 4% del P.I.B. anuales, gastos que podrían evitarse con un mayor y mejor uso de los conocimientos, productos y técnicas que hoy en día están disponibles.
Para prevenir o combatir este problema en metales predispuestos a este proceso, se pueden desarrollar formulaciones de esmaltes industriales anticorrosivos de secado rápido (Aprlacid 14S50) e inertes al medio en base a resinas alquidalicas.
Además para aumentar sus propiedades anticorrosivas y dependiendo el medio, se pueden mezclar con pigmentos anticorrosivos que actúan por sinergia química con el metal del soporte, o bien mediante el efecto barrera en cuanto a la humedad y los agentes químicos contenidos en el aire.
Los productos más conocidos son cromato de zinc, tetra oxicromato de zinc, fosfato de zinc, óxido de zinc y el óxido de hierro micáceo.
Es así como encontramos una alternativa muy útil para tener menos pérdidas, tanto monetarias como de tiempo y de seguridad, generadas por la corrosión industrial.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario