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viernes, 6 de marzo de 2015

IMPORTANCIA DE LA ENERGÍA SUPERFICIAL DEL SUSTRATO E INFLUENCIA DE ÉSTA EN LA HUMECTACIÓN DEL ADHESIVO.

Por: Marcela Correa


Uno de los aspectos esenciales para la consecución de una unión correcta (hablando de superficies lisas) es el contacto físico del adhesivo con el sustrato. De forma simplificada podemos decir que la energía superficial nos relaciona el estado de los electrones superficiales, es decir, si éstos tienen una energía de excitación alta, si están siendo solicitados en varias direcciones por átomos cercanos, o si están en reposo, deduciéndose que las superficies con baja energía superficial no son polares, mientras que aquellas que presentan una energía alta, son generalmente polares.

Así los líquidos, solo mojarán sólidos cuya energía superficial sea superior a la suya propia,
es el caso, por ejemplo, del agua que moja bien una superficie metálica, pero no lo hace en sobre una superficie de polietileno.  Si colocamos una gota de adhesivo sobre una superficie limpia y plana, obtenemos, que en corto tiempo las orillas de la gota forman un ángulo de contacto con la superficie del sólido. Este ángulo de contacto, da la afinidad del adhesivo con el sustrato, de modo que si la gota del adhesivo se extiende en una película delgada con un ángulo de contacto cero, no deja duda alguna de que el adhesivo a mojado bien al sólido, y está en intimo contacto con él. Por el contrario si la gota no se extiende sobre la superficie, o incluso, se retrae elevando el ángulo, nos indica la poca o nula afinidad de este adhesivo con el sustrato.

El problema que se plante con las superficies no mojables, se puede solucionar modificando su estructura superficial para incrementar la polaridad y la energía superficial hasta el punto en que sea posible el mojado por el adhesivo.

Un especial cuidado se debe de tener con superficies contaminadas con silicona. Este producto confiere a la superficie una energía muy baja, que no solo impide el mojado del adhesivo, si  no que rechaza a los productos limpiantes. La razón está en la elevada estabilidad química y al calor de las siliconas, que las hace virtualmente imposibles de desplazar con los procedimientos usuales de limpieza superficial.

En resumen, si un adhesivo no alcanza un ángulo de contacto bajo al aplicarlo sobre una superficie lisa, el problema puede residir en el sustrato, por encontrarse su superficie no preparada convenientemente (oleosa, con polvo, etc.), o bien, que el adhesivo no tenga afinidad, o se encuentre muy viscoso, lo que impide que pueda fluir rápidamente. Un método para determinar donde reside el problema, consiste en colocar una gota de agua destilada o un solvente orgánico (benceno), sobre la superficie y medir el ángulo de contacto, recordemos que entre más pequeño sea el ángulo, mejor mojabilidad e interacción entre el adhesivo y el sustrato.

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